Una escuela española de jóvenes arquitectos consigue un premio internacional de construcción sostenible por el diseño de un centro de ocio dentro de una gran factoría dedicada a la producción de plantas en el barrio madrileño de Cuatro Caminos.
Con el nombre de 'Urban greening and economic catalyst', los arquitectos del estudio 'Castillo De Groote Architects' han ganado el segundo premio de la categoría "Next Generation" de los premios internacionales otorgados por la multinacional de cemento Holcim.
El proyecto arquitectónico gira en torno a una fábrica de producción de plantas y flores, a lo que se suma un gran parque verde, un centro de ocio y salud, y un área residencial, todo ello repartido en tres hectáreas de terreno urbano. Un tercio del espacio (una hectárea) se dedicaría al parque donde las plantas y los árboles replantados desde la fábrica se distribuirían por la ciudad favoreciendo la creación de zonas verdes. "Nuestra idea es introducir la vegetación en una zona urbana muy densa como es Cuatro Caminos y a la vez, financiar las instalaciones con la propia producción y venta de las plantas", explica Lieven de Groote, uno de los arquitectos del diseño.
La fábrica de plantas funcionaría con un sistema de cultivo hidropónico (un tipo de cultivo que no necesita tierra) basado en el sistema industrial Ruthner (o de cultivo continuo). Una serie de correas paralelas transportan las plantas a través de diversas áreas con diferentes condiciones de humedad, temperatura y ventilación, según las necesidades de cada especie en cada momento de su desarrollo. Varias plataformas de mantenimiento y talleres se distribuyen cerca de las cintas para garantizar el mantenimiento de las plantas (control de plagas, aplicación de nutrientes...). "Las semillas se colocan en unas bandejas al principio de la cinta transportadora hasta que llegan al final, el momento en el que son trasplantadas al parque hasta su venta al público", detalla el joven arquitecto, quien añade que "incluso el ciudadano tiene la posibilidad de alquilar un espacio en esta factoría para el cultivo propio de plantas".
No se trata sólo de expandir la vegetación por la ciudad o de cuestiones estéticas, sino que este innovador sistema supone numerosas ventajas bioclimáticas: mejora la calidad del aire, disminuye la temperatura en verano (hasta cuatro grados), crea sombra y ambientes frescos... Además, De Groote incide en que el movimiento de las cintas es imperceptible para el visitante, favoreciendo de esta forma un ambiente tranquilo.
El edificio principal del proyecto se divide básicamente en tres partes diferenciadas: la zona central ocupada por las correas transportadoras de plantas y las plataformas de mantenimiento; la zona inferior donde se ubicarían los baños termales y las piscinas con las zonas de relajamiento; y la parte superior del edificio donde se hallarían los bares y el restaurante, una zona de ocio con vistas a la ciudad. "Hay varias capas en altura y desde la zona de baños el ciudadano puede ver el circuito de plantas sobre su cabeza, lo que junto a la humedad de esa zona, favorece un buen condicionamiento del espacio. La cinta que transporta las plantas es un tipo de 'gusano' que va desde arriba hacia abajo y desde el piso superior la visión merece mucho la pena".
Además de este edificio, el proyecto alberga una zona residencial de unos 5.000 m2 de superficie repartida entre casas-patio de dos pisos cubiertas de placas solares y unas diez torres con estudios. "Estas torres se orientan de tal manera que aprovechan el aire más fresco para suministrar un eficiente sistema de ventilación natural del que se beneficia el resto de viviendas", cuenta De Groote.
Para estos arquitectos es de gran importancia el diseño de tres invernaderos con diferentes funciones: "el primero se situaría junto a la boca del metro de Cuatro Caminos, sería público y tendría una función educativa; el segundo estaría junto al parque y albergaría la tienda para la venta y distribución pública de las plantas. El tercero se localizaría más cerca de las viviendas y se encargaría de reciclar las aguas grises y el agua de lluvia recogida para irrigación", explica este joven.
Pero que no se hagan muchas ilusiones los vecinos de Cuatro Caminos. Por desgracia, este proyecto probablemente nunca se haga, no por la viabilidad económica en sí, sino por el precio del suelo. Como recalca el jurado del concurso, los proyectos de este tipo no suelen ser factibles debido al coste extremadamente alto del terreno de los centros urbanos. Esto no quita que los miembros que evaluaron el proyecto, valoraran la combinación de los efectos positivos de grandes plantaciones con la calidad de la salud, del aire y del agua, el potencial económico de la producción industrializada de árboles y de plantas para uso privado y público, así como la creatividad e innovación del diseño de estos jóvenes arquitectos. (Pincha aquí si quieres conocer más detalles sobre el proyecto -pdf en inglés-).
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