sábado, 30 de agosto de 2008

Relojes y Fotografía de la mano de Blancpain

Fifty Fathoms_c
«Fathom», o braza es una unidad longitudinal de medida utilizada para medir la profundidad en los países anglófonos. Una braza corresponde a una profundidad de 1,829 metros. 50 brazas, Fifty Fathoms, dan exactamente 91,45 metros, la profundidad exacta que es posible alcanzar con un equipo de buceo tradicional. Por lo tanto, resulta lógico que Blancpain le diera este nombre al primer reloj de buceo en la historia de la relojería. En homenaje a las realizaciones de Blancpain en este campo, esta apelación célebre desde entonces aparece hoy sobre la portada de la revista más prestigiosa de submarinismo que se haya consagrado al mundo submarino.

Los números simbólicos de las Ediciones Fifty Fathoms

No sorprende en lo absoluto que la presentación de las Ediciones Fifty Fathoms esté ligada a las cifras tradicionales. Los números emblemáticos 1,829, 50 y 91,45 se encuentran casi en todas las dimensiones de la revista: el largo de una página doble abierta corresponde exactamente a una braza. Las 50 páginas dobles de la obra equivalen así precisamente a la profundidad límite del legendario reloj de buceo. Y como esta revista está consagrada al arte de la fotografía, el portafolio presenta muy exactamente 50 tomas – una por página – calculadas a partir de los formatos tradicionales de las fotografías, de la Leica (4:3) y Hasselbald (6x6).

Las técnicas de impresión llevadas al umbral de lo posible

En la actualidad, la impresión es digital, al igual que la fotografía. Sin embargo, puesto que resulta indispensable mantener cierto trabajo artesanal tradicional para una revista de esta calidad gráfica, buscamos y encontramos vías totalmente inéditas para las técnicas de reproducción: un proceso de impresión definido para cada artista. Por primera vez, una revista de arte combina la impresión en hexochromos, los colores a la luz del día y tintes especiales, algunos de los cuales llevan tres capas de laca, sobre un papel cuyo espesor puede llegar a ser de 300 gramos. Aparte de una calidad óptica inigualable, las fotografías presentan una fuerza sensorial incomparable. Al observador no sólo le dan ganas de mirarlas, desea sentirlas físicamente, de manera que observar las Ediciones Fifty Fathoms se torna en un placer para todos los sentidos. Fiel a la calidad proverbial de los relojes Blancpain, las elevadas exigencias impuestas a las Ediciones Fifty Fathoms van más allá de lo razonable con el objetivo de realizar la mejor revista fotográfica del mundo, un objetivo que Blancpain alcanzó desde hace mucho tiempo con sus guarda-tiempos.

Tirajes estrictamente limitados

Siguiendo el ejemplo del modelo presentado para el 50 aniversario de esta excepcional realización, las Ediciones Fifty Fathoms se publican en tres series. La Serie 1, estrictamente limitada a 50 ejemplares, será entregada con una edición especial del reloj de buceo. La Serie 2, con 1829 copias, va a estar disponible en las Boutiques Blancpain del mundo entero mientras que la Serie 3, en un tiraje de 1000 ejemplares, estará únicamente disponible por Internet (www.edition-fifty-fathoms.com) desde el mes de junio 2008 por el precio de 50 Euros. ¡Un monto netamente inferior al precio de fabricación de diversas ediciones! Sea cual fuere la serie, cada revista estará numerada individualmente y podrá ser firmada por uno de los fotógrafos durante el lanzamiento de las exposiciones organizadas en las Boutiques de Blancpain. Igualmente, una impresión artística en gran formato de cada fotografía será elaborada siguiendo el mismo proceso de impresión utilizado en la revista, impresa de manera tal que no pueda ser reproducida. El tiraje de estas impresiones de arte de una calidad sin par está limitado a 5 ejemplares para el mundo entero!

Los fotógrafos, el portafolio, el editor

En el 2008, cinco fotógrafos submarinos de renombre internacional tienen el honor de figurar en el primer número de las Ediciones Fifty Fathoms, un paquete compuesto por doce publicaciones, un número por cada letra del nombre Fifty Fathoms. Al final de la Serie, 50 fotógrafos harán parte del «Salón de la Fama de Fifty Fathoms» que recibirá en esta forma los 50 mejores fotógrafos submarinos del mundo. Leer más

Fuente: cronomundi.com

Cartelera

Salida de emergencia

Fuente: failblog

fail owned pwned pictures

Yungas. La carretera más peligrosa del mundo

Fuente: muy interesante


La 'senda de la muerte' está en Bolivia
. Es la carretera de los Yungas, que conecta la capital, La Paz, con Coroico, una pequeña ciudad de transición entre el altiplano de los Andes y la selva amazónica.


Sólo entre 1999 y 2003 se registraron en esta vía 98.728 accidentes que dejaron un saldo de 678 muertos. La razón de este dramático historial es la combinación de la lluvia, la niebla y el precipicio vertical de 1.000 metros que se extiende a un lado de la carretera.


Por si fuera poco, el camino, sinuoso y traicionero, está
sin pavimentar y cuando llueve es más resbaladizo que el jabón.


La carretera es tan estrecha que los camiones y los autobuses 'raspan' la roca de la montaña y en algunos recodos
la rueda trasera queda colgando en el vacío.


Para evitar los desastres que sucederían si dos vehículos se encontrasen de frente, el gobierno boliviano ha impuesto
turnos: por la mañana sólo se puede circular hacia Coroico, y por la tarde, hacia La Paz.

Multimillonarios rumbo al espacio

Fuente: Olalla Cernuda, en elmundo.es

Si hasta hace unos años para formar parte del exclusivo club de los trillonarios bastaba con tener una isla o un avión privado, ahora es imprescindible tener tu propio cohete espacial. O al menos firmar los cheques que los financian. Entre los que ya se han animado a poner su punto de mira en las estrellas están empresarios como Paul Allen, Jeff Bezos, Larry Page, John Carmack o Richard Branson, y la lista aumenta cada año.

Sin duda el que abrió esta particular veda fue el carismático Paul Allen, cofundador de Microsoft y que desde el año 1983, cuando dejó a Bill Gates a la cabeza de la firma, ha invertido miles de millones en todo tipo de proyectos relacionados con el espacio, la búsqueda de vida extraterrestre y la ciencia ficción.

Su carrera espacial empezó cuando sólo tenía 12 años y, jugando con su 'quimicefa', lió a su primo para construir un cohete espacial. Pese al fracaso -"el cohete hizo mucho ruido pero no despegó", reconoce el propio Allen en varias entrevistas- no se desanimó. Primero vino Microsoft, y luego, con el dinero en el bolsillo, los proyectos que de verdad le gustaban. El telescopio 'Allen Telescope Array' del observatorio Hat Creek, destinado a la búsqueda de vida extraterrestre y para el que puso 29 millones de dólares, o el museo Science Fiction Experience (Experiencia de Ciencia Ficción), que le costó otros 20 millones.

Pero su mayor contribución a la historia espacial, sin duda, ha sido el Space Ship One, la primera nave espacial íntegramente financiada con capital privado que ha logrado subir al espacio, y volver a la Tierra con su piloto sano y salvo. Allen, impulsor de la empresa que desarrolló la nave, ganó con este hito espacial los 10 millones de dólares del Premio Ansar X, pero los analistas calculan que la empresa le ha costado la friolera de 20 millones de dólares. Y eso que él no ha diseñado la nave -eso lo hizo Burt Rutan- ni la ha pilotado -fueron Michael Melvill y Brian Binnie. Paul se ha limitado a firmar los cheques y mirar al cielo.

Uno de los módulos del 'Armadillo', de John Carmack. (Foto: Armadillo Aerospace)
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Uno de los módulos del 'Armadillo', de John Carmack. (Foto: Armadillo Aerospace)
Porque muchos de los multimillonarios que invierten en tecnologías espaciales se conforman con poner el dinero, todo sea por asegurarse un asiento en los primeros vuelos espaciales privados que operen de forma 'regular'. En esta lista están ya no sólo 'inventores' de naves, como el propio Burt Rutan -que se ha reservado un asiento para él y toda su familia en el primer vuelo de Virgin Galactic, la empresa espacial del también millonario Richard Branson-, sino famosos multimillonarios como Cindy Crawford, Sigourney Weaver, Brad Pitt, Tom Cruise y un largo etcétera.

Pero son muchos los empresarios que no se conforman con pagar los 300.000 dólares que puede costar un vuelo espacial. Además, quieren ser partícipes de los proyectos. Es el caso de Jeff Bezos, fundador de Amazon.com, que decidió hace años que ya había amasado fortuna suficiente como para cumplir su sueño de juventud de volar al espacio, y creó la empresa Blue Origin, que participó en la competición Ansar X, y que también pretende construir naves espaciales privadas. De momento, Bezos ya ha adquirido 165.000 acres de terreno en Texas donde construirá la base para sus lanzamientos.

Otros dos empresarios 'puntocom' están también en la lista de los que planean construir naves espaciales privadas: Elon Musk, fundador de PayPal y de la compañía SpaceX, y John Carmack, creador de míticos videojuegos como Doom o Quake, y que ya ha llegado a realizar diversas pruebas en Dallas de su prototipo de nave, el Armadillo Aerospace.

Richard Branson, fundador de Virgin galactic, en su vuelta al mundo en globo. (Foto: AP)
Richard Branson, fundador de Virgin galactic, en su vuelta al mundo en globo. (Foto: AP)
Otros, como Larry Page, uno de los creadores del buscador Google, han pasado a formar parte del jurado de la Fundación Ansar X, que promueve los viajes espaciales financiados con capital privado.

Casi todos estos nuevos 'capitalistas espaciales' coinciden en que la carrera espacial debe ser cosa no sólo de la NASA. "En 1961 se lanzaban cuatro misiones tripuladas al año; en la década de los 70 fuimos muchas veces a la Luna. Pero no podía ir cualquiera, sólo lo hacían los astronautas y cosmonautas. Y la NASA decía que habría que esperar 30 años para que 'cualquiera' pudiera ir al espacio. Ese tiempo ya ha pasado y sigue siendo igual. Yo no estoy dispuesto a quedarme sin esa posibilidad", decía el propio Rutan en una entrevista en la BBC.

Muchos otros multimillonarios siguen sus pasos. "Los vuelos financiados con capital privado son los que están innovando, y los que pueden dar un giro a la situación actual. Ahí es donde realmente está la acción", señala al new York Times Charles Lurio, un consultor espacializado en temas espaciales. No hace falta que lo diga muy alto. Los multimillonarios ya lo saben.