sábado, 23 de febrero de 2008

Cigarras y números primos

Fuente: Fogonazos
Durante miles de años, la evolución ha llegado a soluciones tan sofisticadas que a veces sorprende a los propios científicos. El fenómeno de las plagas de cigarras, por ejemplo, ha intrigado largamente a los biólogos al producirse alternativamente cada 13 ó 17 años con una regularidad infalible. Tal y como explica Richard Dawkins en "El Relojero Ciego", la posible explicación a estos ciclos vitales tan extraños está en la naturaleza de los números 13 y 17.

"La única sugerencia que ha aportado alguien sobre lo que hay de especial en el 13 y el 17, - explica Dawkins - es que son números primos. Un número primo es un número que no es divisible por ningún otro. La idea es que una especie de animales que irrumpe regularmente en forma de plagas se beneficia “abrumando” y haciendo morir de hambre alternativamente a sus enemigos, depredadores y parásitos. Si estas plagas están cronometradas para tener lugar en ciclos que duran un número primo de años, dificultan a sus enemigos la sincronización de sus propios ciclos vitales. Si las cigarras irrumpiesen cada 14 años, por ejemplo, esto podría ser utilizado por una especie de parásitos con un ciclo vital de siete años”.

De esta forma, la cigarra ha terminado por deshacerse de las amenazas por pura lógica matemática.

La telaraña más grande del mundo

Fuente: Anfrix.com
Telarana_gigantesca.jpgHace relativamente poco hablamos sobre las peores invasiones de insectos y otros seres. Ciertamente, la comunidad de arañas hallada en el Lake Tawakoni State Park merece una mención de honor. Y no es para menos, ya que la misma se extiende por más de 180 metros, cubriendo varios robles y en algunas partes es tan densa que no llega a ser atravesada por la luz solar. La misma es única, ya que los arácnidos no tropicales no suelen cooperar entre si. Sin embargo, en este caso, según palabras del experto Allen Dean, la misma es el producto de millones de arañas construyendo una única e indivisible tela.

A su vez, la misma es una trampa mortal para millones de moscas, mosquitos y otros tipos de insectos voladores. Razón por la cual emana de la misma un fétido olor a podrido.

Nácar artificial y flexible. Nuevo material

Fuente: Muy Interesante
Un equipo de científicos de Alemania y Estados Unidos acaba de inventar un nácar artificial flexible que imita al que recubre los huesos, los dientes o las conchas marinas. Desde hace tiempo, los científicos han tratado de imitar en el laboratorio este elemento, compuesto básicamente por cristales de aragonita. Lorenz Bonderer y su equipo lo han conseguido combinando una serie de finísimas láminas de aluminio superpuestas (de 200 nanómetros de grosor) con plástico, según publica hoy la revista científica Science. El resultado es un material delgado pero fuerte y muy flexible, muy similar al que forma la cubierta de las perlas que crecen en el interior de ciertos moluscos.

Según comenta en la misma revista Christine Ortiz, del Instituto de Tecnología de Massachussets, el nuevo material podría ser utilizado pronto en la industria aeronáutica. Ortiz añade que aún nos queda mucho que aprender de los principios mecánicos del diseño de la naturaleza. “Por ejemplo, la armadura multicapa que forman las escamas de los peces sirven como protección ante el impacto de los depredadores, y las uniones escalonadas de los dientes les permiten resistir a las fracturas mientras masticamos”, concluye la investigadores, que asegura que se trata de sistemas “diseñados para durar”.

Punto G, sin gps

El profesor Emmanuele Angelo Jannini, investigador de la Universidad de L'Aquila, ha logrado ubicar científicamente el polémico "punto G", un área interna de la vagina que se considera crucial para el orgasmo femenino. Además explica por qué la búsqueda de este punto resulta infructuosa en muchas mujeres: no todas lo tienen. Los detalles de su hallazgo se desvelan en un artículo publicado en el último número de la revista Journal of Sexual Medicine.

Para localizar esta zona asociada al placer, Jannini utilizó un instrumento de uso rutinario en la diagnóstica ginecológica llamado ecografía transvaginal. De esta forma ha podido identificar un área de tejido más grueso en un pequeño trecho de la pared que separa la vagina de la uretra. De las veinte voluntarias a las que exploró durante su investigación, nueve afirmaron haber alcanzado en más de una ocasión el orgasmo vaginal. Y en ellas los tejidos en la zona identificada como punto G eran más gruesos que en las once restantes.

Otros investigadores han sugerido una interpretación diferente para este dato. Por ejemplo, Leonore Tiefer, de la Universidad de Nueva York, cree que es posible que las mujeres que experimentan orgasmos vaginales hayan aprendido a hacerlo con la práctica, y que eso habría alterado su anatomía, del mismo modo que ejercitando cualquier músculo de nuestro cuerpo aumenta su tamaño.

En cualquier caso, la investigación de Jannini es un punto de partida interesante para profundizar en la naturaleza del orgasmo femenino. "Hasta ahora nadie había usado la ecografía para investigar este aspecto aún tan poco conocido de la anatomía de la mujer, y esto es un indicativo del atraso cultural que arrastramos en materia de sexualidad femenina", subrayó Jannini, que añade que “sobre el punto G hemos siempre preferido un debate de opinión, y no de ciencia”.

Templos mayas a vista de satélite

Usando imágenes de satélites de alta resolución, un equipo de arqueólogos y astrónomos de la NASA ha sacado a la luz las ruinas de cinco ciudades mayas que habían estado ocultas en la selva de Guatemala durante más de un milenio.

Los mayas construían con piedra caliza y estuco. A medida que sus edificios abandonados se desintegran, los componentes químicos de las piedras se filtran en la tierra, impidiendo el crecimiento de algunas plantas y afectando a la química de otras que continúan creciendo. Desde una altura de 640 kilómetros sobre la superficie terrestre, satélites como el IKONOS permiten ver a través de las nubes y de la tupida selva para descubrir esas sutiles diferencias en la coloración de la vegetación y marcar así sobre el mapa la ubicación de ruinas mayas, la mayoría de ellas en zonas de la jungla prácticamente inaccesibles.

El arqueólogo William Saturno y sus compañeros de investigación en la NASA, Bill Irwin y Tom Sever, esperan que las imágenes satelitales también proporcionen nuevas pistas sobre las causas del colapso de la civilización maya, que desapareció súbitamente en torno al 900 después de Cristo. Los datos conocidos hasta ahora indican que la principal causa fue la destrucción de los bosques. Sin árboles, la erosión aumentó y disminuyó la capa fértil del suelo. Además, la deforestación provocó un aumento en 6 grados de la temperatura media, modificando también los patrones de lluvias. La información sobre el destino de los mayas, sostiene Sever, podría ayudar a las sociedades modernas a tomar mejores decisiones sin repetir “los errores del pasado”.