lunes, 16 de marzo de 2009

Fritzl, que debería estar muerto, ahora echa la culpa a su madre

Fuente: europapress
El 'monstruo de Amstetten' niega los cargos de asesinato y esclavitud

Josef Fritzl, el carcelero de su propia hija Elisabeth, a la que encerró en un sótano durante 24 años, donde la violó miles de veces y con la que engendró siete hijos, se ha declarado hoy, en el primer día de juicio, culpable del cargo de incesto y "parcialmente" del de violación, pero ha negado los de esclavitud y asesinato de uno de sus hijos-nietos, que murió poco después de nacer y al que no prestó asistencia médica.

A pesar de poseer un rostro muy conocido desde hace casi un año, cuando se destapó el caso, Fritzl llegó esta mañana al tribunal de la ciudad de Sankt Poelten, cerca de Viena, con la cara cubierta por un archivador y sin contestar a las preguntas de los cientos de medios acreditados a las puertas del tribunal.

Otros cien periodistas están acreditados para seguir el juicio desde la sala; no en vano se trata de uno de los procesos judiciales más esperados en Austria y más seguidos mediáticamente en el resto del mundo. La expectación se dirigía hoy hacia el rostro del hombre que tuvo encerrada a su hija durante 24 años, pero ninguna cámara ha podido registrar ese momento.

En el inicio del juicio con jurado, durante la lectura de los cargos y la primera intervención de la defensa y la acusación, la sala de la Audiencia Provincial de Sankt Poelten se ha quedado más que pequeña para albergar a la avalancha de curiosos y periodistas que van a seguir el ya conocido en Austria como el "juicio del año". El acusado se tendrá que enfrentar a los cargos de incesto, violación, esclavitud, coacción y asesinato.

Fritzl, de 73 años, llegó esta mañana al tribunal con un traje gris y flanqueado por seis policías. En todo momento, el conocido como el 'carcelero' o 'monstruo de Amstetten' se mantuvo en silencio y sin mostrar ninguna emoción por el juicio que estaba a punto de empezar.

INFANCIA DE MALOS TRATOS

Después de que las cámaras salieran de la sala, ya que no está permitida su presencia durante el juicio, Fritzl se destapó la cara y, con la mirada fija y de espaldas al público, se dirigió a la juez Andrea Humer en un tono de voz muy bajo, en ocasiones hablando entre dientes, al responder a las preguntas sobre sus datos personales y su alegato.

Hasta el momento, el 'monstruo de Amstetten' ha confesado su culpabilidad en todos los cargos que se le imputan excepto en los de esclavitud y asesinato. De hecho, expertos jurídicos consideran complicado probar la responsabilidad de Fritzl en la muerte del bebé.

Al parecer, el niño falleció a los pocos días de nacer por complicaciones en el parto, pero en Austria el Código Penal estipula que la omisión de socorro de un bebé podría considerarse asesinato. Médicos forenses han asegurado que el pequeño podría haberse salvado si hubiera recibido asistencia médica.

Con su hilo de voz, Fritzl relató ante el tribunal su dura infancia por la falta de cariño de su madre. "Mi madre nunca me quiso. Ella ya tenía 42 (cuando él nació). No quería ningún niño y actuó en consecuencia. Ella me maltrataba", señaló ante la juez.

Cuando cumplió 12 años, el joven Josef comenzó a defenderse del maltrato de su madre y se cambiaron las tornas. El acusado volvió a contar cómo en un momento dado encerró a su madre en el piso superior de la casa y tapió las ventanas, algo que después hizo con su propia hija Elisabeth. La infancia de Fritzl ya se conocía desde el pasado otoño, cuando se reveló su informe psiquiátrico... seguir leyendo

2 comentarios:

  1. Que lo dejen libre y sin protección policial por favor, ya nos encargamos nosotros de ese despojo.

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  2. La pena es que su puta madre no le rompió la cabeza de una ostia. Después de destrozar la vida de su hija ahora se mete con su madre, pero este hijo de la grandísima puta de donde ha salido !!.

    Eso, que lo dejen suelto, esa piltrafa no pasaba de la primera esquina. Yo lo metería en el zulo que hizo para su hija, lo sellaría y a esperar su muerte, con cámaras para que todos podamos disfrutar de su agonía.

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