sábado, 21 de febrero de 2009

Por qué chocan los satélites

Fuente: Jose Manuel Nieves, en El Blog

La primera colisión espacial (que sepamos) entre dos satélites intactos y en órbita de la Tierra (uno de comunicaciones del Consorcio Iridium y otro militar ruso) está trayendo de cabeza tanto a sus responsables directos como a centeneres de técnicos e ingenieros que, supuestamente, deberían manejar datos suficientes como para poder prevenir esta clase de accidentes.




La empresa de tecnología espacial Analitycal Graphics, con sede en Filadelfia, ha reconstruido el evento en este vídeo, que permite contemplar desde diversos ángulos cómo se produjo la colisión y comprobar cuál será la trayectoria probable de los restos del choque y su futura interacción con las más de 18.000 piezas de "basura espacial" que actualmente monitoriza el Pentágono. Los 66 satélites de la "Constelación Iridium" (cuyas trayectorias aparecen en los primeros instantes del vídeo) describen órbitas polares a unos 780 km de altura.

Como puede apreciarse en las imágenes, la colisión del pasado jueves ha creado una auténtica "nube" de cientos de fragmentos que pueden ocasionar serios problemas durante décadas enteras. En efecto, las "nuevas piezas" recién incorporadas a la basura espacial conocida pueden (y es muy probable que así lo hagan) volver a chocar con otros restos en órbita, dando lugar a toda una cascada de colisiones cuyas consecuencias resultan prácticamente imposibles de predecir. Aparte del hecho de que un nuevo "encuentro" entre dos o más de los casi 7.000 satélites que actualmente orbitan la Tierra puede volver a producirse en cualquier momento, sin que nadie parezca ser capaz de evitarlo. Según han asegurado los propios técnicos de Iridium, sólo durante el año 2007 la compañía recibió cerca de 400 alertas por semana sobre objetos que pasarían a menos de 5 km de alguno de sus satélites.

En la actualidad, el catálogo más completo que existe de objetos en el espacio cercano es manejado por el Pentágono, que utiliza una batería de telescopios y radares para seguir las trayectorias orbitales de más de 18.000 fragmentos mayores de diez centímetros. Los datos son complilados y estudiados por ingenieros de la Fuerza Aérea Norteamericana y muchos de ellos son accesibles a través de internet en la página Space Track. Sin embargo, ni siquiera con ese despliegue de medios el gobierno estadounidense está en condiciones de calcular las posibilidades de riesgo para todos y cada uno de los satélites militares y comerciales que hoy giran alrededor de nuestro planeta.

Si bien es verdad que se presta una especial atención a algunos de ellos (satélites militares estratégicos, la Estación Espacial Internacional o el transbordador, cuando está en órbita), la inmensa mayoría no recibe ese tratamiento privilegiado. "No existen ni los recursos humanos ni la capacidad de computación para hacer algo así", asegura en New Scientist Andy Roake, portavoz del Comando Espacial de las Fuerzas Aéreas norteamericanas... leer más

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