Tiene el tamaño de un disco duro de portátil convencional y es capaz de almacenar la misma cantidad de información: 256 GB. Pero el último disco de Toshiba no tiene disco, sólo chips de memoria. Es la primera unidad SSD que alcanza esa cifra, hasta ahora reservada a los platos y agujas magnéticas. En los discos para portátiles 250 GB se considera la capacidad de almacenamiento estándar —400 GB es el límite—, por lo que es la primera vez que las unidades SSD ofrecen una capacidad de almacenamiento similar a la de un disco duro tradicional.
Su fabricación en masa comenzará a finales de este mes y podría llegar a tiempo para la campaña de Navidad. La unidad será capaz de leer datos a 120 Mbps por segundo y de escribirlos a 70 Mbps. Estas velocidades son ligeramente superiores a las que se consiguen desde un disco duro convencional y es sólo una de las ventajas de la memoria en formato sólido. Las unidades SSD no se calientan y no tienen partes móviles, por lo que son una opción mucho más acertada para equipos portátiles, que pueden fabricarse con menos elementos de ventilación y en los que el menor consumo se traduce en mayor duración de la batería. A cambio, las unidades tienen un número de ciclos de lectura y escritura máximos y un precio muchísimo más elevado. Su popularización se ha retrasado también por problemas de rendimiento e incompatibilidades con los sistemas operativos actuales, que muchas veces no son capaces de exprimir a fondo las ventajas de estas unidades. Toshiba no ha revelado aún el precio de esta nueva unidad.
Durante los próximos meses, sin embargo, varias compañías tratarán de abaratar los costes de este tipo de equipos, que podrían convertirse en el estándar de los portátiles durante 2009. Intel acaba de presentar su nueva gama de discos SSD. Los modelos de 80 GB costarán aproximadamente unos 400 euros —venta a fabricantes—, cuando lo habitual era que este tipo de unidades superase los 800 euros hace sólo unos meses. Super Talent, una compañía estadounidense, ha anunciado que pondrá a la venta unidades SSD de 128 GB por poco más de 200 euros, pero su rendimiento será menor que el los equipos de Intel o Toshiba.
Se espera que la demanda de módulos de memoria y discos basados en memoria sólida aumente de forma significativa en los próximos años por la llegada de los netbooks y la popularización de los ultraportátiles. Gracias a esta nueva categoría, la consultora IDC asegura que las ventas de portátiles han crecido un 23% en el segundo semestre del año comparado con el 12% del pasado 2007.
La demanda de discos de memoria sólida ayudará a moderar los precios y mejorar la capacidad de las tarjetas de memoria que usan las cámaras digitales, los teléfonos móviles con capacidad de reproducción musical y de los llaveros USB, ya que se construyen utilizando los mismos elementos internos. En la reciente feria Photokina, los fabricantes de memorias han anunciado que pronto tendrán en el mercado tarjetas CompactFlash capaces de llegar a los 100 GB. El final del disco tradicional está cada vez más cerca.
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