Están en un remoto paraje de la costa canadiense, a 40 kilómetros del pueblo inuit más cercano y acaban de ser datadas como las rocas más antiguas de la Tierra. Sobre ellas ha caminado Jonathan O'Neil, uno de sus descubridores, que nos explica que su edad estimada es de 4.280 millones de años. "Esto son 250 millones más que las rocas consideradas hasta ahora como las más antiguas, que también se encuentran en Canadá", nos cuenta este estudiante de doctorado de la Universidad McGill de Montreal (Canadá).
El investigador Jonathan O'Neil (con abrigo azul), junto a su director de tesis Don Francis en Nuvvuagittuq.
El lugar, al norte de Quebec, se conoce como el cinturón de Nuvvuagittuq y se extiende por una superficie de unos 10 kilómetros cuadrados. La zona está rodeada por rocas graníticas, pero aquí lo que se pisa son unas formaciones basálticas de origen volcánico. "Todas las rocas se suelen mover mucho en la historia de la Tierra, estas se formaron en la superficie hace 4.280 millones de años, más tarde se hundieron a gran profundidad en la historia geológica y luego tuvieron que remontar para llegar otra vez a la superficie en nuestros días", detalla O'Neil, también autor principal de la investigación publicada ahora en la revista Science.
Tantos millones de años resultan demasiados para la escala temporal humana. ¿Qué significa que se les haya calculado esa edad? "Para poner las cosas un poco en perspectiva, se cree que la Tierra tiene algo más de 4.500 millones de años, en concreto unos 4.567, y nosotros hablamos de 4.280, así que no llega a 300 millones de años después de la formación de la tierra, esto es prácticamente el comienzo de la historia del planeta", incide O'Neil.
La datación ha sido realizada por el Carnegie Institution de Washington (EE UU), a partir de las variaciones de su composición isotópica, y se han encontrado rocas de distintas edades, en un rango de entre 3.800 y 4.280 millones. Este constituye un hallazgo sorprendente, pues resulta muy complicado que rocas tan antiguas puedan preservarse durante tantos millones de años sin destruirse por las fuerzas del movimiento tectónico. ¿Podría haber todavía más antiguas? "Esta es la gran pregunta", responde el joven investigador canadiense, "pero es muy complicado encontrar rocas de esta antigüedad, es todo una suerte que hayamos encontrado estas pocas aquí".
Como explica O'Neil, en Australia se conocen algunos circones con una edad estimada de 4.360 millones de años, pero en esto caso se trata de un mineral, no de roca. "Son sólo unos pequeños granos de mineral acumulados en rocas más jóvenes, son los restos de la roca original que fue destruida", destaca el investigador.
¿Por qué es tan interesante encontrar rocas tan antiguas? "Son un vestigio de la Tierra primitiva, resulta muy interesante para estudiar los procesos geológicos al comienzo de la historia de la tierra y para comprender cómo se formaron los primeros continentes".
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