martes, 19 de agosto de 2008

La armadura perfecta


Existe una criaturilla que se llama Polypterus senegalus. Es un pez con apariencia de anguila cuya familia lleva 90 y pico millones de años existiendo en charcos de agua dulce y barro en el Senegal, África. El bicho es interesante porque tiene una armadura, al estilo de un antiguo guerrero chino. Algo que era común en los peces de antaño, los pobres que vivían en mares absolutamente aterradores.

Los científicos del Instituto de Nanotecnologías para Soldados del MIT están interesadísimos en esta especie de “anguila dinosaurio”, no tanto por su evolución como por el material del que están hechas sus escamas: múltiples capas de 100 millonésimas de metro de grosor. Los ingenieros del MIT descubrieron cómo las capas de material se complementan una a la otra en formas asombrosas para proteger los tejidos blandos dentro del pez, ayudándole a sobrevivir las mordeduras de sus atacantes.

Resulta que las capas protectoras de su armadura están compuestas de cuatro materiales diferentes, y que su geometría, grosor y la secuencia de capas son tan ingeniosas, que el resultado final es superior. Todo lo que anhelaría un soldado del futuro en una armadura: ligereza, movilidad, protección, lo tiene este humilde habitante de los charcos. “Este conocimiento tan fundamental tiene un potencial enorme en el desarrollo de materiales estructurales inspirados en la biología”, dice Christine Ortiz, profesora de ingeniería de materiales en MIT.

Las escamas de Polypterus fueron ensayadas (sin el pez dentro) con una herramienta imitando una mordedura, y se descubrió que la armadura del animal tiene tales características que focaliza el agujero o la grieta dentro de un círculo, evitando que la escama se siga resquebrajando hacia los lados y se parta del todo, como les sucede a las cerámicas. Lo que uno esperaría es que las aplicaciones no fueran puramente militares, pero claro, es el Ejército el que financia el estudio…

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