En la revista New Scientist podemos leer estos días un interesante artículo sobre los órganos vestigiales, es decir, esos cuya función original se ha perdido durante la evolución. New Scientist escoge cinco: el apéndice, el coxis (el hueso de la “cola” que ya no tenemos), el órgano vomeronasal (que detecta feromonas), las muelas del juicio y la “carne de gallina”. Una lista mucho más reducida que la que publicó en 1893 el alemán Robert Wiedersheim, que incluyó 86 órganos humanos cuya función era desconocida en aquella época, como por ejemplo el timo, la glándula pineal o las válvulas de las venas.
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