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Científicos estadounidenses de la Universidad de Pensilvania, encabezados por el profesor de neurología y bioingeniería Brian Litt, están desarrollando tatuajes con LEDs que podrían convertir nuestra piel en una pantalla donde desplegar información. La tinta de estos tatuajes contiene pequeños chips de silicio del tamaño de un grano de arroz, con un grosor de 250 nanómetros y 1 milímetro de longitud.
Los científicos sugieren aplicaciones médicas como el desarrollo de sensores de los niveles de azúcar en sangre que muestran sus “lecturas” en la propia piel de los pacientes diabéticos. La gran ventaja es que estos “circuitos tatuados” se mueven elásticamente con el cuerpo, algo que otros implantes rígidos no podrían hacer.
Para poder imprimir los tatuajes sobre la piel, los delgados componentes electrónicos de silicio se construyen sobre sustratos de seda. La seda se disuelve con el tiempo y los circuitos de silicio que deja atrás no causan irritación. De momento, el invento se ha utilizado en animales sin efectos adversos, según relataban los investigadores en el último número de la revista Applied Physics Letters.