viernes, 5 de septiembre de 2008
A gusto de todos
Fuente: muy interesante
¿Le apetecería probar un melón sabor limón? ¿O fresas con cierto gustillo a plátano? ¿Y qué tal aliñar su ensalada con un aceite que sabe ligeramente a mango? Un equipo de bioquímicos de la Universidad de Texas acaba de hacer un descubrimiento que podría revolucionar nuestra mesa.
En concreto, el doctor Raman y su equipo han conseguido manipular las enzimas del sabor en una planta, Arabidopsis thaliana, muy usada por los científicos por su relativa sencillez genética. Estas moléculas son comunes a otras plantas y producen jasmonato, la principal sustancia olorosa del jazmín, y volátiles de hoja verde o GLV, que proporcionan los aromas propios de las distintas frutas y verduras.
Además de deleitar a nuestros paladares, ambas sustancias son emitidas por las plantas para mantener alejados a los depredadores. “Si modificamos genéticamente la producción de los volátiles de hoja verde podemos cambiar el sabor de los alimentos a nuestro antojo, pero también controlar las plagas que afectan a los productos agrícolas”, explica hoy Raman en la revista Nature.
Según el investigador, en sus estudios cada sabor tiene un perfil químico único y diferente. Lo increíble es que ahora han demostrado que “es posible transformar cualquier enzima en otra diferente”, según palabras del investigador. Y en muchos casos, basta con cambiar un único aminoácido.
Raman y su equipo se disponen ahora a estudiar cómo se regula el sabor de los productos de origen marino.
¿Le apetecería probar un melón sabor limón? ¿O fresas con cierto gustillo a plátano? ¿Y qué tal aliñar su ensalada con un aceite que sabe ligeramente a mango? Un equipo de bioquímicos de la Universidad de Texas acaba de hacer un descubrimiento que podría revolucionar nuestra mesa.
En concreto, el doctor Raman y su equipo han conseguido manipular las enzimas del sabor en una planta, Arabidopsis thaliana, muy usada por los científicos por su relativa sencillez genética. Estas moléculas son comunes a otras plantas y producen jasmonato, la principal sustancia olorosa del jazmín, y volátiles de hoja verde o GLV, que proporcionan los aromas propios de las distintas frutas y verduras.
Además de deleitar a nuestros paladares, ambas sustancias son emitidas por las plantas para mantener alejados a los depredadores. “Si modificamos genéticamente la producción de los volátiles de hoja verde podemos cambiar el sabor de los alimentos a nuestro antojo, pero también controlar las plagas que afectan a los productos agrícolas”, explica hoy Raman en la revista Nature.
Según el investigador, en sus estudios cada sabor tiene un perfil químico único y diferente. Lo increíble es que ahora han demostrado que “es posible transformar cualquier enzima en otra diferente”, según palabras del investigador. Y en muchos casos, basta con cambiar un único aminoácido.
Raman y su equipo se disponen ahora a estudiar cómo se regula el sabor de los productos de origen marino.
Bolsos de Kathleen Dustin
La artista Kathleen Dustin ha creado estos bolsos, muy lejos de la moda convencional.
Seguro que encuentras unos zapatos a juego aquí.
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