La NASA acaba de anunciar que el cohete propulsor del Ares I-X, que ayer realizó su primer vuelo y que podría ser el cohete que devuelva el hombre a la Luna, estaba dañado y abollado cuando cayó al Atlántico. La culpa, al parecer, puede haber sido de un paracaídas defectuoso.
Un portavoz de la NASA no quiso aclarar si los tres paracaídas que deben suavizar la caída del primer estadio del cogete al mar se abrieron adecuadamente. Los daños en el cohete fueron detectados por el equipo de submarinistas que recuperaron el propulsor tras su caída.
El despegue y el vuelo de Ares I-X, sin embargo, fue todo un éxito. Y la escena proporcionó algunas imágenes de gran belleza, como la que encabeza estas líneas. Cuando un avión o cohete supera la barrera del sonido (340 metros por segundo) y el aire de alredeor es lo suficientemente húmedo, se produce una súbita condensación del vapor de agua que hay en suspensión como consecuencia del brusco cambio de presión que provoca la aceleración del cohete. El resultado es esa especie de "anillo de nubes" que rodea al Ares I-X al poco de su despegue.
Para que los seres humanos viajen seguros a Marte en el futuro, será importante hacer el viaje lo más rápidamente posible, y reducir con ello la exposición de la tripulación a la ingravidez y la radiación espacial. Con los actuales cohetes químicos, un viaje de ida y vuelta al planeta rojo duraría cerca de dos años, y para regresar habría que esperar a tener la alineación planetaria correcta. Ahora, la compañía tejana Ad Astra Rocket asegura que hacer este viaje a más velocidad será posible con su motor de plasma VASIMR (siglas en inglés de Motor de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable), que reduciría el trayecto de la Tierra a Marte a sólo 39 días.
Y no es la única aplicación propuesta para este nuevo sistema de propulsión. El físico Franklin Chang-Díaz, astronauta de la NASA e inventor de VASIMR, ha llegado a un acuerdo para probar el motor en la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2013. VASIMR se encargaría de devolver periódicamente la ISS a su órbita, ya que pierde alrededor de 100 metros de altura por día debido a la gravitación y al viento solar. Para estas maniobras se utilizan actualmente cohetes que consumen 7,5 toneladas de combustible cada año. Con VASIMR el consumo se reduciría a 0,3 toneladas, lo que supondría un ahorro de millones de dólares anuales para la agencia espacial.
El Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (AIAA) seleccionó el pasado mes de junio a VASIMR en su lista de las 10 principales tecnologías aeroespaciales emergentes de 2009.
Puede sonar a broma o chiste de mal gusto, pero se trata de un sesudo estudio científico del Instituto Entomológico Guandong, en la ciudad china de Guangzhou, que publica esta semana la revista PlosOne. Y del que se desprende que, por lo menos en el caso de los murciélagos de la fruta, la felación proporciona a la especie una ventaja adaptativa, al prolongar el tiempo de cópula de los machos. El vídeo es sexualmente explícito y fue enteramente editado por los investigadores. Incluída la banda sonora.
El estudio, dirigido por el biólogo Min Tang, tiene el mérito de haber observado y filmado por primera vez esta práctica sexual en una especie ajena a la humana. De hecho, el sexo oral ha sido observado muy raramente en especies diferentes a la nuestra. Se da ocasionalmente entre machos jóvenes de bonobos Pan paniscus como una forma de juego, pero nunca como paso previo o simultáneo a la cópula con una hembra.
Por lo tanto, no existía hasta ahora ninguna prueba que demostrara que esa práctica tuviera algún tipo de explicación adaptativa para ninguna especie de animal, y se consideraba una actividad exclusivamente humana y ligada al juego.
Sin embargo, Min Tang ha demostrado que la felación (sexo oral practicado a machos por parte de hembras) es algo rutinario durante la cópula en los murciélagos de la fruta Cynopterus sphinx. Y sostiene que este comportamiento reporta importantes beneficios evolutivos a esa especie. Entre estos murciélagos el macho suele disponer de un harén de varias hembras, con las que copula al
abrigo de los frondosos mantos de hojas de los árboles del sur de China. Los investigadores capturaron 30 machos y 30 hembras en las cercanías de Guangzhou y observaron su comportamiento sexual en un entorno controlado, ya que es muy difícil de observar en su medio natural. Y resulta que en la mayor parte de los casos (en 14 de las 20 parejas que copularon), las hembras lamieron, en plena cópula (que se realiza en posición dorso ventral, con el macho montando a la hembra desde atrás), la base del pene de sus parejas.
La felación se produce siempre de la misma forma y durante la cópula. En ningún momento los machos retiran el pene de la vagina de la hembramientras dura el sexo oral. Tang y su equipo se dieron cuenta de que existe una relación positiva entre el tiempo que la hembra dedica a la felación y el tiempo que dura la cópula. En concreto, cada segundo de felación supone seis segundos "extras" de cópula. Por eso, la duración del acto sexual fue mucho mayor entre las parejas que tvieron sexo oral que entre las que no realizaron esa práctica.
Los investigadores, sin embargo, no aciertan a dar un motivo claro que explique exactamente por qué la mayoría de las hembras lame la base del pene de los machos. Lo que sí que parece claro es que, al prolongar el tiempo de la cópula, incrementa también las posibilidades de fertilización y, por lo tanto, de supervivencia de la especie.