Los Ángeles ha amanecido gris, frío, triste. El luto cubre hoy la colorista ciudad californiana y sólo un lugar escapa a la pena. La estrella que recuerda a Michael Jackson en el paseo de la fama de Hollywood resplandece desde anoche iluminada las decenas de velas que han dejado allí los seguidores del artista en señal de duelo.
Fans, personalidades y curiosos han peregrinado durante toda la madrugada a ese emblemático lugar, justo frente al Teatro Chino, para dar el último adiós al rey del pop, que no ha dejado de ser una estrella hasta en el día de su muerte.
«Michael fue una persona llena de humanidad. Su mensaje fue siempre de paz. Sin embargo, el mundo siempre fue injusto con él», afirmaba una mujer de raza negra mientras colocaba cuidadosamente una vela en el suelo junto al nombre del músico.
De manera totalmente espontánea, los estribillos de las canciones más conocidas de Jackson han comenzado a sonar, coreados por los pequeños grupos de fans que se han dado cita desde las seis de la mañana. Son tonos de homenaje, pero también de agradecimiento.
Todos ellos quieren saber qué paró el corazón de su ídolo y rompió en mil pedazos el suyo. La presión de los incondicionales de «Jacko» y los medios de comunicación por conocer las causas de la muerte del artista y confirmar si, como algunos rumores apuntan, se produjo por un mal uso de medicamentos, obligará, casi con toda seguridad, al Departamento del Sheriff a publicar un informe preliminar de la autopsia del artista que se viene realizando desde las 8.30 hora local (17.30 hora española).
A pesar de todo, todavía deberemos esperar entre dos y tres semanas para conocer los resultados finales «debido al largo proceso que requieren las pruebas toxicológicas», según ha confirmado esta mañana el responsable del equipo forense encargado de la autopsia en rueda de prensa.
Sin embargo, los homenajes de sus fans se suceden, no sólo en Los Ángeles, sino también en Nueva York y en casi todas las ciudades del mundo. El mítico teatro Apollo del neoyorquino barrio de Harlem ha sido el otro gran lugar de concentración de los fans de «Jacko» durante la noche. De forma similar a lo que sucedió hace poco más de dos años, cuando se conoció el fallecimiento de James Brown, otra de las leyendas de la música negra, los neoyorquinos han cantado y bailado hasta altas horas de la madrugada.