El último vehículo para ir por la nieve se llama Frost. Se trata de un prototipo de coche biplaza creado por Andre Gosile, un diseñador noruego preocupado por el transporte a bajas temperaturas. El diseño se lo encargó una empresa dedicada a la fabricación de coches eléctricos que se llama Th!nk y que también está ubicada en Noruega.
Aunque parezca extraño, los neumáticos son triangulares para evitar los resbalones sobre el hielo, cosa que lo hace muy parecido a la estructura de un tanque. En los recovecos del vehículo se han instalado los sistemas de iluminación para hacerlo todavía más visible en el paisaje nevado.
El Frost cuenta con varios ventiladores en la parte trasera que regulan la temperatura del motor y de la cabina. Un sistema bastante mucho más sofisticado que el Slegoon, un trineo-coche que también puede ser útil para deslizarse por la nieve. Lástima que de momento, el Frost no verá la luz en ningún escaparate.