Profesor en la Universidad de Pensilvania, su trabajo consiste en desarrollar modelos climáticos de otros planetas, con el objetivo, entre otros, de encontrar vida fuera de la Tierra. Le interesa especialmente Marte, aunque hay otros objetos de nuestro Sistema Solar que le llaman poderosamente la atención, como la luna Europa, de Saturno. Además, por supuesto, de mundos en órbita de otras estrellas.
-¿Se podrá vivir en Marte?
-La NASA está muy interesada en determinar si hubo o no vida en Marte. Lo que podemos decir es que el Marte primitivo, el de hace 3.800 millones de años, se parecía más a la Tierra de lo que se parece hoy. Todo el Sistema Solar estaba aún en formación, y allí se dieron los mismos procesos que han llevado a la Tierra a ser como es. Con un resultado evidentemente distinto. Marte es hoy un planeta frío y sin vida.
-¿Quizá porque no está en la zona habitable de nuestro sistema?
-El Marte actual probablemente sí que está en la zona habitable de nuestra estrella, pero no es lo suficientemente grande como para retener una atmósfera, que se perdió en el espacio. Tiene sólo la décima parte de la masa de la Tierra, aunque su diámetro sea la mitad. Se conoce como zona habitable de una estrella la franja orbital que esté a la distancia justa para permitir la existencia de agua en estado líquido. Algo, que sepamos, imprescindible para la vida.
-El objetivo final de sus estudios es encontrar vida o buscar otras «tierras» a las que eventualmente desplazarse?
-Mi interés en Marte es doble. Pero lo primero es saber si puede ser habitable, y para eso necesito saber dónde termina la zona habitable de nuestro Sol. Marte está a 1,5 Unidades Astronómicas del Sol, y la zona habitable llega algo más allá, a 1,8 UA. Luego está dentro de la zona habitable. Pero al principio, hace 3.800 millones de años, el Sol era un 25% menos luminoso y su zona habitable, por lo tanto, estaba más cerca de él. Marte, entonces, se quedaba fuera, y ése fue el problema. Por eso, si hoy consiguiéramos dotar al planeta con una atmósfera lo suficientemente densa, seguramente podríamos vivir allí.
-El otro objeto interesante dentro del Sistema Solar es la luna de Saturno Europa.
-Sí. Y se considera posible que bajo su capa de hielo haya agua en estado líquido. Nos cuesta pensar que pueda haber algún tipo de vida allí, aunque todo es posible. No es imposible, pero es poco probable.
-Pero buscamos vida basándonos en un único ejemplo conocido, el nuestro...
-Sí, es cierto, pero no me siento culpable por ello. Es lo correcto. Si queremos encontrar planetas que alguna vez estemos en condiciones de visitar, tenemos que mirar a su atmósfera, para que sea parecida a la nuestra. Además, si no buscamos formas de vida parecidas a la nuestra, ¿cómo vamos a saber qué buscar? Sólo conocemos la vida en nuestro planeta, aunque el fenómeno no se limita sólo a nuestro Sistema Solar. Pensamos que también alrededor de otras estrellas puede haber planetas mucho más parecidos a la Tierra. El problema es dónde buscarlos.
-Usted estudia cómo determinar las zonas habitables alrededor de otras estrellas.
-No sólo eso, sino también cuál es la zona habitable dentro de nuestro propio Sistema solar. Trabajo con Marte y Venus, que están dentro o en el borde de esa zona. Conocer bien la nuestra nos permitirá buscar lo mismo en otros lugares. De hecho, es lo que más me interesa ahora.
-Sería como una especie de guía para buscar nuevas Tierras...
-Efectivamente. Se está trabajando en misiones que, cuando empiecen, podrían indicar hacia dónde tenemos que orientar los instrumentos. Algunas, como la Space Interferometry Mission (SIM), nos permitirá estudiar al detalle las estrellas más cercanas y detectar planetas del tamaño de la Tierra.
-¿Habrá dinero para todas esas misiones?
-No cuestan tanto. La misión TPF (Terrestrial Planet Finder) costaría unos cuatro o cinco mil millones de dólares. Lo lo mismo que dos semanas en Iraq. Quizá lo hagamos a partir de ahora...
-¿Es importante también la situación dentro de las galaxias?
-Sí. También hay zonas habitables galácticas. Si estamos demasiado cerca del centro de la galaxia habrá demasiada actividad, supernovas, colisiones, para que haya vida. Demasiado lejos, las estrellas son pobres y no disponen de los suficientes elementos que se necesitan para que se formen planetas rocosos. Nuestro sistema solar está a 25.000 años luz del centro de nuestra galaxia, una distancia adecuada y segura.
-Le gustaría quedarse dormido y despertar dentro de, digamos, ¿200 años?
- Seguro que entonces tendremos gran parte de las respuestas. Pero me conformaría con dormirme 20 años. En ese tiempo creo que tendremos ya respuestas importantes. Estamos a punto de localizar no uno, sino muchos planetas parecidos a la Tierra. Mi objetivo es mantenerme vivo el tiempo suficiente para verlo.