Fuente: muy interesante
En una breve pero divertida ceremonia en el Centro Espacial Kennedy se inauguró oficialmente el viernes pasado la nueva sala de control de lanzamientos para el cohete experimental Ares 1-X, que está programado para despegar el 27 de octubre. Se trata de la misma venerable sala de control desde donde se lanzaron todos los Saturnos V, incluyendo los vuelos lunares. En este momento las únicas consolas que hay son las del Ares 1-X, aunque si Obama le da la luz verde al Programa Ares, el resto del salón quedará totalmente copado por las nuevas consolas de otros cohetes.
La ceremonia de inauguración estuvo presidida por el director del KSC, el ex astronauta Bob Cabana. Y también por Robert Crippen, piloto del primer transbordador, el STS-1 (1981). La sala de lanzamientos Young-Crippen lleva su nombre y el del comandante de ese histórico vuelo, John Young. “John siempre me dice que estas cosas supuestamente las hacen cuando uno se ha muerto”, bromeó Crippen, que tiene 72 años. “El aún teme que si alguien se llega a accidentar en la carretera John Young Parkway en Orlando, le demanden”, añadió entre risas. “Lo único que sé es que, estar en una posición administrativa en esta sala de control de lanzamientos es mucho más difícil que estar sentado allá afuera en la cabina de un vehículo espacial. Lo digo en serio”. Las pantallas de los ordenadores confirmaban la complejidad de la misión a la que aludió Crippen, y por unos breves instantes tuve el raro privilegio de empujar botones y sentir lo que significa ser controlador de despegues.
Durante la inauguración se transmitió un mensaje de esperanza en que el Ares 1-X pueda hacer su vuelo inaugural atmosférico –el único para el cual fue diseñado– y envíe a casa toneladas de datos acerca de cómo responde un cohete tan sumamente delgado a los estreses de un vuelo dinámico. “Nosotros nunca antes habíamos lanzado un cohete tan esbelto”, dice John Cowart, uno de los directores de la misión Ares 1-X. “El 1-X es idéntico en todo sentido al Ares, incluso en el tamaño: tiene 310 metros. Lo único que no lleva es a los astronautas”.
Pero todo el mundo está preocupado por la decisión de la Casa Blanca sobre el futuro del programa espacial tripulado de la NASA, que cuelga sobre sus cabezas como una espada de Damocles. “Mi opinión es que el futuro de los vuelos espaciales humanos dependen de Ares”, dijo Crippen. “Ahora mismo, Washington, como sólo Washington sabe hacerlo, está metido en líos con respecto a esta decisión. Sé que eso tiene preocupada a mucha gente. Incluyéndome a mí. Pero creo que a pesar del desorden que hay allá arriba en la capital, el sentido común y el buen juicio prevalecerán, y el gobierno le dará la luz verde al Programa Ares”.