El 27 de agosto será recordado en la historia de la fotografía como el día en el que apareció la primera cámara réflex capaz de filmar vídeo, la D90 de Nikon. El hecho de que una cámara con objetivos intercambiables incluya la función de grabar imagen en movimiento parece sólo una novedad interesante, pero lo cierto es que es más que eso. La D90, que cuenta con un precedente interesante en la FinePix S100FS de Fujifilm, es el preludio de una nueva forma de enfrentarnos a la imagen.
Mucho ha llovido desde que en los años 30 se creasen las primeras cámaras réflex de 35mm, pero también está ya muy lejos aquel 1991 en el que Kodak y Nikon presentaron la primera cámara réflex digital de la historia. Desde entonces las novedades tecnológicas han provocado que aficionados, pero sobre todo profesionales, hayan tenido que reciclar radicalmente sus conocimientos técnicos.
Muchos fotógrafos, especialmente los que viven de su trabajo con la cámara, han tenido que invertir gran parte de su tiempo en estudiar la vertiginosa tecnología digital, un tiempo robado a poner el ojo frente al visor por el que discurre la vida. Manuel Toribio lleva 20 años trabajando como fotógrafo independiente y no le interesa el fetichismo tecnológico, tan propio entre algunos profesionales. De hecho, en la charla que hemos mantenido expone el caso de Josef Koudelka, el hombre que fotografió la Primavera de Praga con la cámara que sigue utilizando hoy.
Al ser interrogado sobre las consecuencias que supondrá para los fotógrafos y para el propio lenguaje fotográfico que una cámara réflex permita filmar vídeo, Manuel nos explica que hace poco uno de sus clientes le preguntó si estaría dispuesto a grabar vídeos para internet de los acontecimientos que cubre como fotógrafo. La idea no parece no hacerle demasiada gracia, pues a su juicio este tipo de tecnologías híbridas responden a "una estrategia de mercado. A la empresa le viene muy bien porque aunque baja la calidad se ahorran tener que contratar a dos personas". Las cámaras profesionales con vídeo son un sueño para agencias, medios, clientes y aficionados, pero una pesadilla para el profesional que multiplica el trabajo y reduce el sueldo. Aunque la D90 es aún una cámara para aficionados y sólo permite grabar cinco minutos de vídeo a máxima resolución, que Nikon apueste por la integración supone el primer paso para su incorporación al segmento profesional.
Manuel utiliza como herramienta de trabajo en prensa y para muchos otros trabajos una Nikon D2x, la tercera cámara de este fabricante que ha usado en su trayectoria profesional. A pesar de ser 'fan' de Nikon, Manuel no sólo es escéptico ante esta tecnología por pragmatismo. Este apasionado del cine, que ha colaborado en varios rodajes, explica que "aunque es cierto que de una secuencia puede salir una instantánea, la fotografía y el vídeo son lenguajes diferentes. Una cosa es la imagen fija, que se basa en la mirada del fotógrafo, y otra cosa es la imagen en movimiento, más relacionada con el saber ver". Tras estudiar las especificaciones técnicas de esta D90, y teniendo en cuenta que no es una cámara destinada a profesionales, Manuel es claro: "fotográficamente aporta poco".
Desde un tiempo a esta parte también hemos asistido a la aparición de numerosos gadgets que, sin ser su función principal, graban vídeo con más o menos fortuna. Dentro de las cámaras compactas, se trata de una característica que ya viene casi por defecto. El fenómeno ha provocado auténticos terremotos en internet, el más conocido de todos se llama YouTube. Tener a mano siempre un dispositivo que graba vídeo o hace fotos ha logrado popularizar el periodismo ciudadano, algo que ha quedado patente en la reciente tragedia de Barajas.
La Cámara
Lo cierto es que la D90, sucesora de la estupenda D80 y que se sitúa por sus características en el escalón anterior de la D300, fotográficamente no es rompedora, pero cuenta con las bazas de consolidar en la firma nipona el sistema Live View, estar preparada para trabajar con GPS, y, como ya se ha dicho, filmar vídeo en alta definición de 720 píxeles. También incluye algunas otras golosinas, que dejan claro el perfil del usuario al que se dirige, como la detección de rostros y el selector automático de escenas.
Esta cámara (que saldrá a la venta en España a finales de septiembre a un precio aún no confirmado pero que podrá rondar los 1.000 euros) sin duda puede hacer las delicias de los aficionados exigentes, aquellos que desean ir un paso más allá de lo que ofrecen las compactas. Sobre su función de grabación de vídeo hay que destacar que esta depara interesantes sorpresas. Más allá de los 1280x720 píxeles de resolución máxima y los 24 frames de velocidad, el gran tamaño de su sensor y la calidad de las ópticas prometen imágenes de gran calidad. Eso por no hablar de las interesantes posibilidades creativas que se abren al permitir filmar con ópticas que sólo utilizan las videocámaras profesionales, como grandes angulares de pocos milímetros.
Cuenta con conexión HDMI, para conectarla a televisores HD, y el sonido se graba en mono, algo lógico si tenemos en cuenta que este modelo en ningún caso pretende sustituir a una videocámara. Lo que no queda claro es de qué forma puede afectar a la batería el ponernos a filmar con ella. Nikon asegura que dispara sin problemas 800 fotografías, pero es de suponer que esa cantidad se debe ver mermada al activar el Live View, imprescindible para filmar. Por otra parte, el enfoque al grabar vídeo es forzosamente manual, este queda fijo al comenzar a grabar y debe ser manipulado manualmente mediante el objetivo.
La D90 es sólo la primera en llegar, y por eso precisamente no podemos estar seguros de que su tecnología, de cara a lo que supone filmar vídeo, sea la que finalmente se consolide. Panasonic y Olympus hace poco presentaron el sistema Micro Cuatro Tercios, que podría incluso terminar con la actual arquitectura de las cámaras réflex. Esta tecnología, que permite reducir el tamaño de la cámara y facilitar la filmación de vídeo, elimina el entrañable, y ruidoso, espejo de las réflex, aunque para ello debe sustituirse el visor óptico por uno electrónico, algo que puede ser difícil de aceptar para muchos fotógrafos. Veremos en qué termina la película.