Por emorell
Rotar una imagen digital, dicen los más puristas, hace que la imagen pierda calidad. Pero, ¿hasta que punto esto es un problema?
Para comprender qué ocurre con nuestra imagen digital debemos explicar algunas cosas. La célula fotosensible de nuestra cámara captura la luz en pequeñas capsulas ordenadas por filas y columnas. Como si de un cuadrado, dividido a su vez en pequeños cuadraditos, se tratase.
Si entendemos esta imagen podemos hacernos una idea porqué, al rotar la fotografia 90, 180 y 270 grados no ocurre nada que debiese preocuparnos. Sin embargo, si nuestra intención es rotarla unos 45 grados, la información lumínica, en un principio ordenada respecto a las filas de cuadraditos, tendrá que apañárselas para reproducirse diagonalmente a las células fotosensibles.
Lo que esto provoca es que la información antes almacenada en una célula se divida en dos, tres o, incluso, cuatro, para formar la imagen en la nueva situación. Es decir, la información que antes teníamos definida en un cuadro ahora la tenemos difuminada en varios.
En realidad, estamos ante el proceso de interpolación. Esto es lo que hace Photoshop, Lightroom y cualquier otro programa de imágenes. Inventa información, compensa y calcula pixeles al momento de rotar, debido a que en la imagen digital, todo trabaja sobre una rejilla cuadrada, donde los pixeles diagonales sencillamente no existen.
Sin embargo, lejos de preocuparnos realmente por esto, debemos pensar que dichas capsulitas de las que estamos hablando resultan tan minúsculas que la definición de la imagen, a nuestra vista, no cambia.