Fuente: elpais.com
Con nombres muy literarios, Santiago Calatrava (Benimámet, Valencia, 1951), ya tiene dos puentes en Dublín. Si el primero, el James Joyce, se inauguró en 2003, ahora le toca el turno al puente Samuel Beckett, que ha sido diseñado para reducir el tráfico de vehículos en el centro de la ciudad, y que unirá las orillas norte y sur del río Liffey. "Desde el inicio, tuve la esperanza de que el puente pudiera actuar como una invitación abierta uniendo las orillas del río, tanto en sentido físico como simbólico", ha declarado el arquitecto hace unas horas durante la inauguración de su obra.
Desde el punto de vista estético, este puente dibuja un arpa, uno de los símbolos destacados de Irlanda y su diseño es muy similar al del Puente de la Mujer que el arquitecto realizó en Buenos Aires. "Cuando diseño un puente, intento darle una apariencia vanguardista que pertenezca claramente al presente", afirma Calatrava. Desde el punto de vista funcional, con una longitud de 124 metros de altura y 27 de anchura, cuyo tablero se sustenta con 31 cables sujetos a un mástil de acero, completa las conexiones sobre el río Liffey, que cruza la capital. Además de girar 90º en el plano horizontal para abrir el canal y permitir el paso de los barcos, cuenta con 4 carriles para el tráfico rodado, otro para bicicletas y otro para peatones. "Imaginándome los cables de acero como cuerdas de arpa, pude infundir un significado tradicional a los elementos modernos", apunta el autor, Premio Nacional de Arquitectura 2005. "El resultado es un puente que funcional y estéticamente rinde homenaje a Dublín y a su gentes".
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