Fuente: muy interesante
“¡Tenemos un horno lleno!” exclamó Bill Boynton, uno de los investigadores del equipo que maneja al robot Phoenix cerca del polo norte de Marte. “Sólo tomó 10 segundos llenarlo. La tierra estaba esponjosa, fácil de mov Phoenix tiene un horno lleno de tierra marcianaer”.Las cosas en Marte se hacen con calma: el brazo robotizado necesitó 12 días para calentarse, desperezarse, estirar los músculos y meter la pala recogedora en el regolito marciano, una capa de roca desmenuzada y fragmentos minerales que forman una suerte de protosuelo. El paso siguiente fue verter la palada en el horno número 4 del instrumento TEGA, el analizador térmico de gases. El TEGA está equipado con 8 minihornos con un diámetro interior similar al de una mina de lápiz. Parece algo de juguete. La boca de los hornitos tiene una tapadera para que no se obstruya con trozos más gruesos de tierra, y cada uno tiene un mecanismo vibrador que ayudar a que el polvo baje hasta el fondo.
Pero es más fácil decirlo que hacerlo: durante tres días sólo fue posible meter dentro del hornito unas cuantas partículas del suelo marciano. Por alguna razón esa tierra forma grumos que se pegan entre sí.
“Hay algo muy poco usual en este regolito”, dice Peter Smith, el investigador principal de la misión. “Después de todo, nos encontramos en un lugar de Marte donde no habíamos estado nunca. Estamos interesados en averiguar qué tipo de actividad mineral y química ha hecho que las partículas de tierra se adhieran y formen grumos”.
Ahora, el horno 4 tiene que encenderse y calentar el polvo hasta casi tostarlo, porque es cuando emergerán los ingredientes volátiles que pueda haber en la muestra, como vapor de agua.
“El miedo es permanente”, comenta Heather Enos, directora del equipo TEGA. “Uno vive con las manos húmedas. No se imagina cuántas canas he echado por estos hornos. La misión entera. Recuerde que esta es mi segunda oportunidad. Nuestro primer TEGA murió con el estrellón de la sonda anterior. Y en este negocio no hay muchas segundas oportunidades”.
El objetivo de TEGA es calentar distintas muestras de tierra marciana a diferentes temperaturas, para después husmear y clasificar todos los gases posibles. Es como probar con la nariz el sabor de una bouillabaisse que hierve en la cazuela ¿Está bien de ajo, le falta sal?
“Los organismos pasan por un proceso de descomposición”, dice Enos. “Uno de los componentes principales que dejan tras de sí son los carbonatos. Si pidiéramos detectar carbonatos en la tierra, eso nos daría una indicación de que en esa muestra hubo seres vivos”.
Leer estas sutiles huellas que llegan desde la superficie marciana en forma de un diagrama de picos digitales no es nada sencillo. Un ligerísimo cambio en el diagrama y los números podrían revelar lo que están buscando.
“Todo se reduce a saber hornear”.
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