No sólo la televisión se prepara para entrar en el mundo digital, la radio también quiere dar el salto al siglo XXI. La nueva tecnología promete un sonido limpio, con calidad similar a la del CD, una cobertura sin interferencias y muchos más canales. El cambio augura también un aluvión de servicios multimedia. Los oyentes podrán recibir en la minipantalla del receptor datos relacionados con lo que está oyendo: desde la carátula del disco que suena a la fotografía del locutor, pasando por información meteorológica, mapas del callejero, resultados de la quiniela o la cotización de la Bolsa. El abanico de servicios adicionales que se avecinan permitirán incluso cancelar tarjetas de créditos robadas o enviar imágenes.
Pero la implantación de la radio digital va a cámara lenta. Más lenta aún que la TDT. Los expertos constatan que la FM es un viejo sistema con una salud de hierro, pero aseguran que la digitalización es imparable. Lo difícil es saber cómo y cuándo se alcanzará su implantación masiva. España es especialmente sensible a ambos interrogantes porque el sector de la radiodifusión es uno de los más potentes de Europa, con 22 millones de oyentes y una facturación anual de 670 millones de euros.
A expensas de los cambios que pueda introducir la futura ley audiovisual, los operadores privados deberán emitir en digital en 2014, un horizonte demasiado lejano en la agenda de las empresas (las televisiones tienen menos tiempo; están ya a sólo dos años del apagón analógico). De momento convivirán las dos tecnologías.
Aunque pocos oyentes se hayan percatado, las principales cadenas emiten en digital desde 2001. Diez grupos (SER, Cope y Onda Cero, entre ellos) obtuvieron una concesión para emitir a través de una frecuencia única para todo el territorio nacional. Los operadores se quejan de que emiten para las piedras. El sistema utilizado, el DAB (Digital Audio Broadcasting), tiene un problema técnico similar al de la televisión digital terrestre. Es necesario sustituir millones de receptores analógicos, a menudo muy baratos, por otros digitales mucho más costosos. Además, los usuarios no ven, de momento, ningún atractivo a las nuevas ondas. Los operadores se limitan a reproducir en digital su programación analógica.
La paradoja es que en un mundo cada vez más digital, la radio sigue siendo analógica pese a que se están probando un sinfín de tecnologías en todo el mundo. DAB, DAB+, DMD, DRM, DMB y DVB-H forman parte de la ensalada de siglas de los distintos estándares. España acaba de experimentar uno de ellos, el DRM (Digital Radio Mondiale), que se basa en la digitalización de las emisiones en la banda de ondas medias, largas y cortas. Esta primera gran prueba piloto ha contado con la participación de la cadena SER, Vimesa (fabricante de equipos), Axión (operador de infraestructura de telecomunicaciones) y la Universidad del País Vasco.
La emisión se realizó entre mayo y octubre de 2007, pero hasta ahora no se ha presentado oficialmente. El directivo de la SER Agustín Ruiz de Aguirre destaca las ventajas del DRM. "Suena como una FM y permite la transmisión de datos complementarios al programa que se emite", explica. Además de oírlo, los oyentes podrán ver el resultado de un partido de fútbol o los titulares de un informativo.
Lo novedoso de esta experiencia es que por primera vez se realizan emisiones en simulcast desde el mismo centro. Es decir, señales compatibles con los receptores analógicos y digitales. Los expertos sostienen que el DRM servirá para revitalizar la onda media. "Hay un interés extraordinario en toda Europa", añade Ruiz de Aguirre, aunque augura que hasta dentro de ocho o diez no estará a pleno rendimiento. La aceleración o el frenazo dependerá del precio de los receptores. Por ahora cuestan entre 200 y 300 euros...leer más
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