El grafiti, la perseguida expresión artística urbana, podría dejar en el futuro el anonimato y la ilegalidad con un pequeño cambio: pasar de los temidos sprays de pintura a un simple puntero láser.
Esta técnica, que además de los rayos láser necesita un potente proyector y un ordenador portátil, les ha abierto las puertas del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York a sus creadores, dos graffiteros norteamericanos que ahora son considerados artistas contemporáneos con todas las de la ley.
James Powderly y Evan Roth son los autores de una nueva versión del graffiti basado en la informática y la tecnología. Para ellos se acabaron las persecuciones, el pintar de noche cuidándose de la policía y los juicios por vandalismo. Y todo gracias a que supieron aprovechar sus conocimientos de informática y los de algunos 'hackers' e informáticos para desarollar el 'software' y el equipo necesario para su grafiti digital. Eso sí, aunque la pintura desaparezca, el concepto y la esencia de grafiti se mantiene; el mobiliario urbano seguirá siendo el soporte, salvo que con esta técnica no se ensuciarán las paredes de ningún edificio.
No es de extrañar que esta forma tan aséptica de plasmar un grafiti, el MoMA se apuntara un tanto en 2007 invitando por primera vez a Powderly y Roth para exponer sus creaciones. La organización del MoMA reivindicó este arte de la calle permitiendo también la entrada a la exposición a un centenar de artistas urbanos más.
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