La frase la podríamos escuchar de la boca de cualquier conductor piloto de una Furgoneta Blanca, pero alguien lo ha hecho de forma literal.
Lo que véis en las fotos es una furgoneta (o minibus, o minicamión…) construida a partir del fuselaje de un Douglas DC-3.
Su procedencia es tan extraña como ella misma: la foto está publicada en un sitio web de concentraciones de aficionados a los teléfonos clásicos, y fue tomada en una de las reuniones que realizan para mostrar sus teléfonos en Pimpama, Australia. Una lástima no disponer de más datos de la original creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario