El 6 de febrero de 1971, los astronautas Alan Shepard y Edgard Mitchell se perdieron en la Luna y fracasaron en su intento de llegar hasta un cráter que se encontraba a cerca de un kilómetro y medio del Antares, el módulo de aterrizaje del Apolo 14. Era la segunda salida extravehicular (EVA) de la misión y ambos, comandante y piloto, se pasaron cuatro horas, treinta y cuatro minutos y cuarenta y un segundos recorriendo el abrupto terreno de la formación Fra Mauro en pos de su objetivo. Ahora, las imágenes de la misión LRO acaban de revelar lo cerca que estuvieron, sin saberlo, de conseguirlo.
El vídeo muestra con todo detalle la zona de aterrizaje del Apolo 14 (que por cierto, era la misma que habría tenido que visitar el famoso y malogrado Apolo 13). El norte está arriba y en total, el recorrido cubre una distancia de 1,6 kilómetros.
Equipados con unos mapas del terreno que dejaban mucho que desear, enfundados en sus abultados trajes espaciales, con sus pesadas botas hundiéndose en la arena lunar a cada paso, cuesta arriba y fuera de la vista del módulo Antares (fue la primera vez que se hacía algo así), Shepard y Mitchell terminaron por desorientarse. Algo, por otra parte, que es muy fácil que suceda en la Luna, donde no hay puntos de referencia que permitan calcular a ojo las distancias.
Aquí, en la Tierra, el tamaño relativo de un árbol, un edificio, un monte o cualquier otro objeto familiar nos da una idea bastante aproximada de lo lejos que estamos de un punto al que pretendemos llegar. Pero en la Luna no hay nada de todo eso. Y resulta casi imposible (como sucede en los desiertos terrestres) saber si lo que estamos observando es una roca cercana o una colina a varios km de distancia.
En esa delicada situación, con el ritmo cardíaco acelerado y las reservas de oxígeno más que justas, los astronautas comunicaron a Houston que su posición "era dudosa" y que probablemente se habían desviado del camino que llevaba hasta el cráter que querían examinar. Así que el Control de Misión les ordenó que regresaran de inmediato a la seguridad del módulo. Algo que ambos, decepcionados y a regañadientes, no tuvieron más remedio que hacer.
Alan Shepard, que murió el 21 de julio de 1998, nunca sabrá ya lo cerca que estuvo de alcanzar su objetivo. Desde aquél lejano día de 1971, tanto los propios protagonistas del histórico paseo lunar como los expertos de la NASA han querido creer que Shepard y Mitchell estuvieron cerca de su destino durante aquella misión. Aunque nunca han podido saber cómo de cerca.
Ahora, después de 38 años y gracias a las imágenes en alta resolución obtenidas por la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) (que forma parte de la nueva oleada de misiones de la NASA para explorar la Luna), el misterio se ha aclarado de una vez por todas. Y lo cierto es que tras su larga caminata, Shepard y Mitchell llegaron a estar apenas a veinte metros de su deseado cráter.
Las imágenes de la LRO no dejan lugar a dudas. A primera vista, la escana puede parecer un árido paisaje lunar igual a cualquier otro, pero un examen más atento revela la presencia del módulo Antares y, lo que es más, todas y cada una de las huellas de los dos astronautas, cuyas pisadas trazan sobre el polvo una delgada línea oscura entre el módulo de aterrizaje y la vertiente sur del famoso e inexplorado cráter. (Para ver la imagen en alta resolución pinche aquí).
Para facilitar las cosas un poco, los técnicos de la NASA han preparado la misma fotografía con todas las indicaciones necesarias para identificar las huellas y los demás elementos de la misión. Puede verse en este enlace. Para darse cuenta de lo cerca que estuvieron del cráter, basta con fijarse en la posición de una roca de casi cinco metros, bautizada como Saddle Rock a causa de su forma, que recuerda a una silla de montar y cuya fotografía, tomada sobre el terreno por los propios astronautas, puede verse aquí.
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