Ni en sus mejores sueños el sueco habría imaginado ganar a Rafael Nadal como lo ha hecho hoy en París. A base de saques de hasta 227 km/h, disparando misiles a ras de red, tirando a las líneas, con un segundo saque más envenenado si cabe que el primero y con un público volcado en él (y en contra de Nadal) ha sido capaz de hacer correr al manacorí más de lo que lo ha hecho en lo que va de año y forzar así sus errores.
Un poco de mala leche y rencor, junto con su embergadura, también han ayudado Soderling, que ha descargado ira en cada uno de sus innumerables zarpazos, la mayoría acertados, logrando imponerse al actual ganador del Torneo y nº 1 mundial por 6-2, 6-7(2), 6-4, 6-7 (2).
Parece que no eran muchos los españoles que acompañaban a Rafael Nadal en la pista, a tenor de lo poco que se les oía. Quizá haya que acompañar al nº 1 del tenis mundial con alguna comparsa que lo arrope en situaciones como ésta, con un público que siempre le ha visto ganar y que nunca le ha tratado bien.
Por el momento Soderling, que ha hecho el mejor partido de su vida, ha puesto fin a la insuperable racha de Nadal en tierra batida, con más de 30 partidos sin perder, y que hoy caminaba hacia la victoria del quinto Roland Garros consecutivo de su carrera, después de 5 años seguidos sin perder en esta cancha.
Animo Rafa, no se puede ganar siempre. Volverás a encontrar a Robin en el camino para darle algunas lecciones, y de nuevo los aficionados parisinos tendrán que reconocer quién es el mejor jugador que pone los pies en su refinada cancha, aunque no termine de caerles bien.
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