La juventud británica preferiría prescindir del sexo durante una semana antes que de la música. El 60% de los muchachos y muchachas entre 16 y 24 años escoge no renunciar a sus grupos favoritos ni durante unos días, aunque a costa de ello tuviera que prescindir de copular (y derivados), porcentaje que se convierte en un 70% en los jóvenes entre 16 y 19 años.
Vale, podemos concluir rápidamente que cuanta menos experiencia se tiene, más se puede prescindir del sexo, aunque sorprende que los chicos (y chicas), con todas las hormonas a flor de piel y, perdiendo la virginidad a edades cada vez más tempranas, puedan renunciar al tema para ponerse las cancioncillas que ya oyen constantemente.
El estudio, que ha sido realizado por Human Capital para el sello Marrakesh Records, anteriormente conocido como Lizard King Records, famoso por haber contratado a los Killers, no sorprende tanto. La música vale para todo. Desde la era ipod, más que nunca, nos acompaña en cada segundo de nuestras vidas, y hasta hay quien no puede follar sin ponerse música. O hasta quien asocia rolletes al disco que le pusieron al llegar a casa. ¿Puede haber algo más antimorboso y estresante que enrollarse con alguien, irte a su casa y que te plante un disco de baladas de Roxette o Mariah Carey?
La música dice mucho de una persona, incluso en el plano sexual. Un reportaje de la revista Ask Men recomendaba escuchar R&B, bossa nova, jazz o discos de chill-out "durante". Sin querer, este medio estaba diseñando el target al que se dirige con este artículo: un tipo de persona buenrollista, que entiende el sexo como un acto sensual, romántico y relajado. En su versión culta este tipo de perfil se pondría álbumes de Massive Attack o Portishead, pero hay otros que gustarían de cosas más agresivas.
Grupos alcohólicos y alucinógenos como Primal Scream, de glamour noventero tipo Suede y Garbage o punk como Ramones, son perfectos para rollos salvajes de una noche que no requieren de compromisos ni tonterías. Eso sí, no hay que pasarse de alternativo, porque el rock 'destroyer' de Metallica, No Age o Linkin Park puede dar un poquejo de mal rollo.
Si cualquier forma de psicodelia te parece demasiado sucia, o te gustaría repetir con la persona, quizá lo ideal es recurrir a música igual de sensual pero un poco más uptempo que el R&B. No vaya a ser que se te duerma. Moloko, Goldfrapp o Lo-Fi-Fnk pueden valer, así como por supuesto obviedades como Madonna.
Además, la música puede ser también un complemento o un sustitutivo para el sexo, o para la ausencia del mismo. Habrá quien toque el cielo o alcance un estado superior de la mente antes con un disco de Sigur Rós o Mogwai que con un orgasmo. O si lo que necesitas es que se te quiten unas ganas incipientes y urgentes de verdad siempre puedes recurrir a cantautores con mensaje tipo Bob Dylan o incluso Ismael Serrano para tratar de convencerte de que hay cosas más importantes, a la rabia de Nick Cave o Surfin' Bichos para desahogarte o al sonido de los discos de Parchís, que se la bajan a cualquiera.
El estudio sobre música y sexo se basa en más de 1.000 entrevistas a jóvenes de Reino Unido entre 16 y 24 años. Las preguntas han sido realizadas a través de internet y su margen de error es de un +-3%. Puede descargarse su PDF, en el que también se habla, cómo no, sobre piratería aquí.
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