En el cerebro, la información de una neurona a otra se transmite a través de unas finísimas prolongaciones llamadas axones. Hace unos años los neurocientíficos comprobaron que utilizando campos magnéticos como los que se aplican en la resonancia magnética, las moléculas de agua que fluyen por el cerebro se alinean, lo que permite “rastrear” su recorrido a través de los axones.
Así nacía una técnica de neuroimagen llamada DTI (siglas de Diffusion Tensor Imaging o Imagen por Difusión de la Tensión) que ofrece mapas del cerebro humano tan bellos como éstos. Con esta tecnología en sus manos, los médicos lo tendrán mucho más fácil a la hora localizar tumores, lesiones y hemorragias cerebrales que interrumpen el tráfico de información y fluidos en las fibras nerviosas. Además, se espera que la DTI ayude a entender qué pasa en el cerebro de quienes sufren enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer,…) y dolores crónicos.
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