Las cárceles de la región semiautónoma de Puntland, epicentro de la piratería, están desbordadas. Otras regiones del país también le han declarado la guerra.
“Cada vez hay más piratas en Somalilandia, tenemos que erradicar esta enfermedad”, asegura un alto dirigente de esta república no reconocida.
Viejos enemigos de la Unión de Tribunales Islámicos, los piratas han sobrepasado los límites al secuestrar un petrolero saudí.
Un militante de la milicia Al-Shabab, dice que “no pueden tolerar que se secuestren barcos de países musulmanes, tanto dentro como fuera de las aguas territoriales, un acto indigno que combatirán.”
El Sirius Star permanece secuestrado cerca de Haradheere, un puerto bajo control de los Tribunales Islámicos que ven como este movimiento se extiende hacia el sur del país. La talla del petrolero da muestras de la audacia de los piratas cuyo floreciente negocio está desestabilizando, aún más, la casi inexistente economía del país, con una inflación galopante y la desaparición, casi total, de la ayuda humanitaria. Además, los piratas interfieren en los intereses de los Tribunales Islámicos.
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