Rafa Nadal conquistó hoy la gloria en Wimbledon, el mejor torneo del mundo sobre hierba y una de las superficies más repudiada por los tenistas españoles, pero que se convirtió en dulce tras un apasionante y, por momentos, interminable partido ante el suizo Roger Federer, ya ex monarca del All England Tennis Club.
El de Manacor superó (6-4, 6-4, 6-7(5), 6-7(8) y 9-7) al número uno del mundo y cinco veces ganador en Londres tras casi cinco horas de juego (4:46), la final más larga de la historia del evento, y después de superar múltiples adversidades en forma de lluvia, oportunidades perdidas y, sobre todo, un digno rival, que hizo mucho más valioso el éxito del balear.
Nadal saboreó hoy lo que gozaron en su momento Manolo Santana, el último ganador masculino español (1966), y Conchita Martínez, la última en adornar el palmarés del tenis nacional (1994), y por lo que lucharon sin éxito Lilí Álvarez y Arantxa Sánchez-Vicario.
Todas las mejoras de su juego en hierba se confirmaron ante el 'rey' de esta superficie para lograr un torneo con el que siempre había soñado y había mostrado sus preferencias, en contra de la supuesta mentalidad de la 'Armada', más feliz en la lentitud de la tierra batida
Hasta el decimosexto juego del quinto parcial, no pudo el mallorquín derrumbarse sobre el verde tapete de la Central londinense. La bola de Federer se estrelló en la red y puso fin a una final épica, de intercambios y puntos espectaculares. Atrás quedaban las oportunidades perdidas y la amenaza de la lluvia, que había amagado con alargar el choque hasta el lunes.
Sin embargo, podía haber cerrado antes el partido. Dominó dos sets arriba y tuvo dos bolas de partido en el 'tie-break' del cuarto. Pero el número uno del mundo no quiso marcharse antes de tiempo y levantó un muro, que sólo pudo ser derribado en un quinto set de poder a poder cuando cedió su servicio y, agotado, no pudo evitar el triunfo de su 'bestia negra'.
El de Basilea opuso el tenis que le había servido para ganar cinco coronas consecutivas. Muy agresivo, buscó la red para intimidar al español, sólido desde el fondo y manejando bien el partido con su poderoso 'drive', encargado de desgastar, como si tierra batida fuese, el revés de su rival.
Nadal no tuvo tantos 'ganadores' como el suizo, pero, por el contrario, no cometió tantos errores no forzados. Tampoco su servicio estuvo a la altura del número uno del mundo (25 'aces' por 6), aunque su saque supo sacarle de muchos apuros en momentos claves.
Roger Federer desperdició también las numerosas ocasiones de romper el servicio (13) y únicamente rompió una vez el saque del manacorí, y tampoco le sirvió de nada, lo mismo que dominar por 4-1 en la segunda manga. Sin embargo, jugó con destreza y sin nervios los dos 'tie-breaks'.
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