Con las lluvias que han caído y siguen cayendo en la Florida últimamente, (cortesía de la tormenta Fay ¡que no se quiere largar de aquí!), los mosquitos están alebrestados. La mayoría de los mortales entonces acudimos a la demostrada eficiencia del repelente a base de DEET. Es cosa de darse un toque de ese spray y las mosquitas que te dejan tranquilo. Pero, ¿por qué?
Desde que fuera descubierto en 1946 y patentado por el Ejército de EE.UU., los científicos han pensado que quizás el producto químico enmascara el olor de los humanos. O que tal vez bloquea de alguna manera el sentido del olfato de los bichos. Pero la respuesta es mucho más sencilla, según un grupo de investigadores de la Universidad de California, en Davis: Y es que los mosquitos simplemente DETESTAN el olor del DEET.
Según el comunicado de prensa, los mosquitos detectan los olores con las antenas. Y los entomólogos de UC descubrieron las neuronas exactas en las antenas de estos insectos que detectan el DEET. Es increíble, dicen ellos, que exista una neurona encargada de detectar un compuesto sintético como es el DEET. Al principio no se lo podían creer. Entonces repitieron los estudios muchas veces, siempre con el mismo resultado: los mosquitos no se acercaban ni muertos a la estación de comida rociada con DEET; entre los que resultaron “ofendidos” con el experimento estaban los de la especie Culex quinquefasciatus, es decir, los que transmiten el West Nile Virus, la encefalitis y la filariasis linfática.
La próxima vez que un mosquito lo vuelva loco, saque el repelente y ríase: si el olor es aburrido para uno, ¡para ellos es mucho peor!
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