Desde hoy y hasta el 8 de agosto, día en que entrará en el estadio olímpico de la capital china, la antorcha tiene un largo camino por delante. Pasará por el Tíbet, donde está previsto que alcance la cima del Everest y donde las autoridades chinas han desplegado un fuerte dispositivo de seguridad para evitar incidentes de los independentistas.
En el sitio arqueológico de Olimpia, cuna natal de los Juegos hace 2.800 años, 22 mujeres vestidas en túnicas blancas como sacerdotisas han entrado a las ruinas del templo de Hera al compás de los tambores y se ha procedido a prender la llama con los rayos del sol y la ayuda de un espejo cóncavo.
La sacerdotisa mayor, la actriz griega María Nafpliotu, ha pronunciado una oración a Apolo, a quien ha declamado: "Dios del sol y del ideal de la luz, envía tus rayos y enciende la llama sagrada para la ciudad hospitalaria de Pekín" antes de proceder al encendido de la antorcha. Seis jóvenes han simulado las competencias del pentatlón y, a continuación, la sacerdotisa mayor ha entregado la antorcha encendida al primer relevo local, el medallista de plata olímpico en taekwondo Alexandros Nikolaidis.
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